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martes, 20 de julio de 2010

Escritos de Geenom 22 La meditación, herramienta para elevar la consciencia.


La meditación, herramienta para elevar la consciencia. Los que nos rodean, espejo en donde referenciarnos.

No esperemos encontrar en el presente las cosas que encontraremos en el futuro. Cada cosa tiene su momento y el presente de hoy es el futuro de ayer...


El dominio de los impulsos, la interpretación de los instintos, la búsqueda por medio de la razón del fin último, la utilización de la lógica, el no marcarse límites, tanto a la lógica como a la razón, nos harán progresar en el camino.

El hecho de que intuyamos cuáles son las próximas etapas, no nos exime de realizar el recorrido hasta ellas. Los saltos no son convenientes, todo tiene un proceso lógico que hemos de cumplir en cada caso.

Si debes esperar sentado al lado del camino, meditando, quizás sea más importante esa acción que el hecho de correr desaforadamente; porque meditando quizás llegues a avanzar más rápidamente que el corredor. Sin embargo, tampoco hay que quedarse en la mera meditación; ella nos debe servir como pauta de comportamiento para no desviarnos. El que corre a ciegas, sin meditar, puede correr en cualquier dirección y no necesariamente la correcta. Sentémonos a meditar cuando lo creamos conveniente y una vez que hayamos encontrado los límites del sendero, corramos. Corramos hasta que no sepamos dónde están esos límites, en cuyo momento habrá que volver a sentarse para meditar y encontrarlos.

Los límites los marcan los que nos rodean; ellos nos dan la referencia de dónde estamos. De la forma como nos afecten las relaciones con ellos, será la definición de nuestra propia personalidad en ese momento, de nuestro propio ser, de dónde estamos, de lo que hemos conseguido y de lo que nos espera.

Fijémonos en los demás, veamos en ellos nuestro espejo. Observemos a aquel que nos mira con recriminación, pero también observemos a aquel que nos mira con la sonrisa en los labios, porque ambos pueden tener razón.

No esperemos encontrar en el presente las cosas que encontraremos en el futuro. Cada cosa tiene su momento y el presente de hoy es el futuro de ayer. Sepamos vivir el momento, sepamos fundirnos con cuanto nos rodea, poniendo lo mejor de nosotros para que de esa forma podamos absorber toda la energía que está a nuestro alrededor.

Demos para recibir. Seamos capaces de abrirnos porque es la única manera para poder recibir. Si nos cerramos, no recibimos, porque todo lo que vayamos a recibir chocará con la puerta cerrada de nuestro egoísmo, de nuestro orgullo, de nuestra falta de caridad.

Busquemos, en nuestros próximos más próximos, la fuente y el espejo para abrirnos. Son los únicos parámetros de los que nos

podemos fiar: aquellos que están en círculo con nosotros, nosotros en el medio y los demás alrededor. Al mismo tiempo, nosotros estamos alrededor de todos los demás.

Uniendo nuestras manos haremos una cadena energética suficientemente potente como para iluminar un gran círculo. Alcancemos la vibración necesaria. Unamos nuestras manos, porque de esta forma estaremos uniendo toda nuestra energía vital y el que esté más débil recibirá la compensación adecuada y, de esta forma, todos estaremos al mismo nivel.

Hagamos la apertura de canales necesaria para absorber la energía que nos falte, para que nuestra luz brille lo suficiente como para poder ser observados, y vivamos la experiencia individualmente y en común, porque si sabemos vivirla marcará los próximos límites de nuestra existencia.

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