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jueves, 24 de febrero de 2011

El liderazgo deshonesto y desacreditado se irá a retiro.

 
Aquellos que todavía estén a favor de los viejos modos (dividir y conquistar) están rápidamente disminuyendo.

Mientras esperáis expectantemente par a que la realidad ilusoria de disuelva en la nada de la que la imaginasteis en existencia, debéis saber que estáis recibiendo apoyo divino en una escala sin precedentes.

Vastos cambios sociales están ocurriendo a lo largo del planeta, de los que sois conscientes gracias a la prensa, la humanidad está comenzando a comprender que la libertad que desea desesperadamente no les puede ser retenida.

La gente está pacíficamente anunciando que ya no se someterán a las reglas dementes y equivocadas que se les ha impuesto por tanto tiempo.

Aquellos que han ejercido la autoridad con tanta arrogancia están finalmente descubriendo que no tienen autoridad, y que no tienen derecho en absoluto a siquiera intentar aplicar reglas y regulaciones sobre otros para controlarlos y manipularlos.

Muchas de esas figuras autoritarias están declarando que esas reglas que impusieron y aplicaron eran pilares esenciales de una sociedad civilizada para asegurar que todos fueran tratados justa y respetuosamente.

Pero por supuesto que la hipocresía de ese argumento fue expuesta hace mucho. Y por un tiempo parecía que esas naciones que se declaraban democráticas estaban haciendo un buen trabajo, cuidando de sus ciudadanos y mejorando las condiciones de vida.

Sin embargo, esto también se ha demostrado claramente que es una ilusión. ¡En una ilusión solo las ilusiones son posible!

Incluso en las prósperas democracias vastos números luchan para alimentar, vestir y proteger a sus seres queridos y eso no necesita ser así.

Muchas organizaciones filantrópicas y de caridad han indicado que las vastas sumas gastadas anualmente en defensa, armamento y guerras es muchísimo mayor que lo que se necesita para proveer alimento en abundancia y techo para todo el planeta fácilmente.

Desafortunadamente, muchas personas cayeron en el escenario que anuncia “¡si no nos protegemos y defendemos seremos aniquilados!” y todavía creen que gastar vastos recursos en una miríada de organizaciones de naturaleza militar es esencial para su bienestar.

Ahora que los fundamentos de esta creencia catastrófica se están derrumbando a medida que ven a estas organizaciones desplegándose para someter y destruir a la misma ciudadanía que debe defender.

¡Lo que construís es lo que usaréis! La historia ha demostrado esto una y otra vez. Entonces se hace esencial que entendáis muy claramente qué estáis construyendo, por qué lo estáis construyendo y para qué propósito puede ser usado.

Nada de lo que estoy diciendo es nuevo. Lo que es nuevo es que ahora estáis tomando acción positiva y pacífica para corregir situaciones inaceptables a lo largo de todo el planeta, situaciones que se oponen al bien común.

Estáis usando amor y compasión, y la fuerza y determinación que proveen para comenzar el proceso de cambios que son prerrequisitos para el bienestar de la humanidad y el Planeta Tierra. La energía divina que os apoya en este esfuerzo asegurará vuestro éxito.

Aquellos que todavía estén a favor de los viejos modos (dividir y conquistar) están rápidamente disminuyendo.

Muchos de ellos sintieron que estaban viviendo sin opciones en un sistema controlado por ellos, pero que sin embargo proveía un sustento, y ahora se han dado cuenta que sí tienen opciones y escogen ejercitarlas por medio de renunciar a sus puestos en regímenes autoritarios que los han puesto en oposición a los ciudadanos comunes –y verdaderamente, ellos también se ven como ciudadanos comunes.

El pequeño núcleo que queda, que prefieren el uso de la violencia y la fuerza como medio de mantener lo que perciben como sociedades apropiadamente estables y sometidas, están siendo eludidas a medida que la gente se libera de la tiranía que generaciones de ese tipo han impuesto en muchas secciones de la humanidad por tanto tiempo.

Remover su apoyo es todo lo que se necesita, porque sin él son impotentes e inofensivos.

No hay honor o ventaja en castigarlos por sus actos (que no podrían haber sido llevados a cabo si la población en general los hubiese condenado), porque ya no podrán pretender ante sí mismos que estaban justificados en lo que hicieron, y tendrán que vivir con este doloroso conocimiento por el resto de sus vidas.

El castigo otorgado y entregado daña severamente a los jueces y ejecutores por su naturaleza sin amor y perdón – de hecho es implacable- y se aleja de la forma de ser y vivir a la que la humanidad se acerca, una sociedad mundial de armonía y entusiasmo cooperativo que surge.

La verdad sobre los engaños y traiciones que se le ha infligido a la gente en todas partes continuará haciéndose público para asegurar que aquellos que los han perpetrado sean reconocidos y consecuentemente no obtengan puestos de liderazgo o influencia nunca más.

La integridad, honestidad y apertura serán los pileras de la sociedad en lugar de retóricas sin significado y el liderazgo desacreditado irá a retiro, donde puede aprender el verdadero propósito de la existencia humana –evolucionar espiritualmente, y de este modo traer amor y alegría a las actividades humanas, y asegurar que todos, sin excepción, tengas sus verdaderas necesidades abundantemente suplidas.

A medida que este comportamiento sensacional y transformativo se expande a lo largo de todas las naciones, razas, culturas y religiones; la aceptación mutua, una joya inestimable- cada uno de vosotros aportando brillo, aspectos creativos que solo vosotros podéis proveer- será totalmente normal, a medida que os deis cuenta que incluso en vuestra individualidad sois realmente uno, creando una sociedad de enorme belleza y sabiduría en la que todos sois honrados por lo que sois- el hijo perfecto de vuestro magnífico y divino Creador.

Maravillas más allá de vuestras imaginaciones más salvajes para llenaros de júbilo a medida que el Amor –en todo su divino poder de existencia- en todos Sus hermosos modos de mostrarse los rodea en Su abrazo eterno.

Con muchísimo amor, Saul.

by John Smallman

Traductor: traductora MACARENA