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jueves, 20 de mayo de 2010

Escritos de Geenom 7

Todos los derechos reservados al grupo AZTLÁN "LOS MANUSCRITOS DE GEENOM" "INDUCCIONES" Las palabras y los hechos. La palabra como ayuda. Referencias materiales y espirituales.







Si buscas ayuda no cruces un océano tras ella, porque quizás tengas esa ayuda al lado y no la veas. Si cultivas esa ayuda sera en el ábol que te cobijes.


Los sentimientos no se definen con palabras. Los sentimientos se definen con hechos. Las palabras aproximan la imagen, los hechos son la imagen.

No ofrezcamos nuestra ayuda, nuestra mano, si luego no vamos a poder cumplir. Si buscas ayuda no cruces un océano tras ella, porque quizás tengas esa ayuda al lado y
no la veas. Puede que sea insignificante, pero si la cuidas y la cultivas, esa ayuda puede convertirse en el gran árbol bajo el que te cobijes.

Si cuando comes un fruto plantaras la semilla, después tendrías un árbol que te daría muchos más frutos. Pero la semilla se tira, se desprecia y luego pasamos hambre. Si la naturaleza crea la semilla es porque tiene intención de hacerla crecer, florecer y dar nuevos frutos. No tires tu semilla a la basura, porque la semilla es la palabra, son los hechos, es la mano y tambien tu cuerpo. Busca el terreno apropiado , pon en él tu semilla, riégala, hazla florecer y donde plantaste una tendras cien.

Hay frutos que están a ras del suelo, hay frutos enterrados. Pero tambien los hay en los árboles y para cogerlos hay que extender la mano, ponernos de puntillas, saltar. Saltemos entoces y arrodillémonos las veces que sean necesarias para coger el fruto. Hundamos nuestras manos en la tierra, bajemos la frente, pero también los pies del suelo para coger el de arriba. Busca el fruto correcto, porque puede haber frutos envenenados. Si buscas setas coge la especie que sepas es comestible, no indiscriminadamente.

Si para alcanzar el fruto necesitas que tu hermano te ayude, pide esa ayuda, pero tienes que estar dispuesto si te lo pide, a ayudarle en otra ocasión, para que tqambién tengas acceso al fruto. Ten en cuenta que aunque las nubes estén bajas no podrás hacer llover por mucho que intentes estrujarlas, porque las nubes son de vapor de agua y se filtrarían entre los dedos.

Busca el fruto concreto. No busques cosas etéreas. Tú tienes un cuerpo que alimentar. Aliméntalo con cosas concretas y a tu espíritu con cosas concretas espirituales.

No ingieras por tu espíritu cosas que puedan ser venenosas. Analiza el alimento que tiene que recibir. Escucha, lee, aprende y que tu cuerpo no le haga perder ventaja al espíritu. No hagas como Esaú, que vendió su primogenitura por un simple plato de lentejas. Cuida tu cuerpo para que tu espíritu, la parte de Dios que tienes, esté cuidado. Pero también cuida tu espíritu para que el cuerpo tambien lo esté. Es de una simbiosis con la que tienes que vivir. No descuides ninguno de los dos aspectos de tu ser. No puedes vivir si uno de los dos. El material es indivuidal, el espíritu es común. Es como los dedos de la mano; unos son más largos que otros, pero todos cumplen su función, todos son dedos, todos conforman la mano. Tú puedes ser cualquier dedo, pero ten en cueanta que hay más, unos más cortos, otros más largos, pero todos igual de importantes, unidos a la palma, unidos a la cavidad que les hace útiles.

Mañana el  capítulo 8.





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