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viernes, 2 de julio de 2010

Escritos de Geenom 16

Todos los derechos reservados al grupo AZTLÁN "LOS MANUSCRITOS DE GEENOM" "INDUCCIONES" La paz, un objetivo para el hombre. La oscuridad del pasado y la luz del futuro.








 
La paz es el medio ideal para que se desarrolle la armonía. El hombre pone todo su empeño en la búsqueda de la paz. Hace de la paz un fin, pero ha tergiversado los términos. El hombre busca la paz, pero ha cambiado su nombre por el de tranquilidad. Utiliza frases tópicas que definen claramente su verdadero deseo. Dice: "quiero que me dejen en paz", y con ello claramente expone que no le interesa el mundo que le rodea. Quiere estar tranquilo, sin preocuparse por lo que le rodea. Cuando un hombre muere se dice que ha encontrado la paz, es decir, que ya los problemas del mundo le han dejado de importar.


La paz es el ámbito donde se desarrolla la armonía. No se puede hablar de la armonía en un mundo caótico. El mundo Tierra es un mundo caótico. No hay paz, no hay armonía. Para encontrar esa paz debe eliminarse el desorden y el caos que imperan en estos momentos.


No sirve de nada aislarse para hallar la paz interior. La paz hay que buscarla en todo lo que nos rodea; hay que ayudar a crearla.


En un callejón oscuro, en un túnel oscuro, buscamos desesperadamente las paredes para apoyarnos, para saber dónde nos encontramos. Abrimos los ojos desmesuradamente para hallar una luz


que nos guíe. Cualquier ruido nos sobresalta. Sin embargo, cualquier luz nos ayuda a encontrar el camino. Por muy pequeña que sea esa luz, para nosotros, que estamos metidos en un callejón oscuro, es un faro potente que nos guía a la salida.

 
El roce de una mano en la oscuridad nos sobresalta. No está el hombre de la Tierra preparado para recibir ayuda; cree que se basta y se sobra a sí mismo para resolver sus problemas. La realidad es que el hombre, cada día, va adentrándose más y más en un callejón oscuro y sin salida.


El tiempo que se avecina es un tiempo de luz. Ya no habrá callejones oscuros; todas las calles estarán iluminadas; podremos


vernos los unos a los otros, mirarnos a la cara, vernos tal como somos y el roce de una mano será una señal de amistad. Cada paso que demos será un paso seguro, porque veremos el terreno donde vamos a darlo. Ahora, el hombre de la Tierra piensa dos veces antes de dar un paso. Piensa que aunque el terreno parezca seguro, puede ser un terreno resbaladizo.


Cada día que pasa es un día menos en el saldo de los que quedan por llegar, de la marcha atrás, de la cuenta atrás.


Busca desesperadamente el hombre la luz en su callejón oscuro, pero no todos los hombres. Algunos buscan en sus bolsillos la cerilla. Otros gritan desesperadamente para que alguien les ilumine el camino. Hay unos terceros que, mirando fijamente las palmas de sus manos van, poco a poco, acostumbrándose a una oscuridad que, paulatinamente, va desapareciendo a medida que se hace más patente la luz que emite su propio espíritu.


Si miramos a un cielo estrellado de noche, nos parece hermoso. Pero lo que nos parece hermoso son las luces que se destacan en el negro cielo, no lo negro del cielo. Buscamos la estrella más brillante y nos parece hermosa. Son pocos, sin embargo, los que miran al cielo.


Andando paso a paso con la luz que emana de nuestro propio espíritu, andaremos por ese callejón, en la seguridad de que hallaremos la salida. Sólo los que no quieren mirar no se atreverán a dar los pasos necesarios. Debemos usar toda nuestra fuerza interior para recorrer los pasos que nos quedan hasta llegar a nuestro destino, porque al final estará la luz, la luz que nos permitirá vernos los unos a los otros y saber que estamos juntos, unidos y que, después, nos serán mucho más


fáciles todas las relaciones que mantengamos con todos los seres que nos rodean, porque la luz nos hará visibles.


Ese es el mensaje que debe llegar de dentro de cada uno de nosotros; el mensaje de luz, de amor y de fuerza. El mensaje que, día a día, irá calando dentro de la oscuridad que el hombre ha ido poniendo en su entorno para defenderse del ambiente que le rodea. El mensaje de luz destruirá las tinieblas, entrará por cada uno de los poros de nuestro cuerpo y de nuestra mente; el mensaje de luz destruirá todas las barreras, todos los dogmas, todas las premisas que han sido impuestas para poder andar en este mundo oscuro, en el que el hombre de la


Tierra está viviendo.


El que quiera escuchar este mensaje, sólo tiene que despojarse de las negras vestiduras que le cubren. El que quiera seguir este mensaje deberá romper las cadenas que lo atan a la Tierra, porque sólo liberándose de las negras vestiduras y de las cadenas, podrá ser realmente libre.












































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